
Estos días ha sido habitual la visita a los cementerios para recordar a nuestros seres queridos. Visitamos sus tumbas, les ponemos flores y quizás damos un paseo deteniéndonos frente a otros enterramientos de vecinos que también conocimos. Pero en los cementerios podemos fijarnos en mucho más. Podemos observar como ha ido cambiando el arte funerario con el paso del tiempo. Aunque nuestro cementerio es un camposanto humilde, sin panteones ni mausoleos, si podemos ver como son las lápidas que cubren los nichos o el tipo de cruces que encontramos en las tumbas del suelo. En algunas destaca la sencillez, en otras es evidente el grado de ostentación y la necesidad de querer sobresalir sobre las demás.
Cuando habéis ido al cementerio de Valdeltormo ¿os habéis fijado en algún detalle que os haya llamado la atención? ¿Sabéis en qué año fue construido o qué significa la frase escrita en latín de la entrada? ¿Habéis descubierto las nueve cruces blancas que pertenecieron a las tumbas de soldados italianos muertos en la guerra civil? ¿Conocéis cómo se llamaba la primera persona que fue enterrada en el cementerio? En este artículo podréis saber la respuesta a estas preguntas y descubrir otras curiosidades que tenemos en nuestro camposanto vallejo.
Los cementerios, también el de Valdeltormo, son lugares con mucha información histórica. El nuestro fue construido a finales del siglo XIX y ha sido remodelado y ampliado en varias ocasiones. Primero los enterramientos se hacían en el suelo, luego se construyeron los nichos y más recientemente los columbarios, los pequeños compartimentos donde se depositan las cenizas.

El origen de los cementerios
Empecemos por el principio. Cementerio significa en griego antiguo “lugar para dormir”. Precisamente en cementerios cristianos, como el nuestro de Valdeltormo, los difuntos descansan en hileras, como si estuvieran dormidos en habitaciones, esperando el día de la Resurrección.
Los cementerios son unas construcciones relativamente recientes. En época romana, los enterramientos se realizaban en la propia casa. Con el tiempo esta costumbre se sustituyó por enterrar a los difuntos en zonas alejadas de los núcleos de población. La principal razón era evitar focos de infección y enfermedades.
En la Edad Media lo normal era que a los difuntos se les enterrara en la iglesia. Cuanto más cerca del altar, más cerca de Dios. Este privilegio sólo estaba disponible para los nobles o clases más adineradas. Con el tiempo, esta práctica resultó, como en la Antigua Roma, insalubre.
A partir de 1773 el rey Carlos III da la orden de que los cementerios se construyan alejados de la población. Tanto en España como en el resto de Europa se empezaba a relacionar la aparición de enfermedades y epidemias con el hecho de que junto a los vivos estuvieran los muertos. Poco a poco, los camposantos fueron desplazados a las afueras de los municipios.
El cementerio de Valdeltormo fue construido a finales del siglo XIX. Antes de esa fecha, en el centro de la población se ubicaba el cementerio parroquial
En el caso de Valdeltormo, la fecha que figura en la puerta de entrada de nuestro cementerio es 1887. Probablemente esa sería la fecha de inauguración del camposanto vallejo. Aunque en alguna documentación consultada figura como fecha de construcción la de 1884.
Sobre la puerta de entrada al cementerio, grabada en la piedra está escrita la fecha y una frase en latín. Se lee con dificultad pero al hacer una fotografía y ampliando la imagen puede leerse: 1887. BEATI MORTUI QUI IN DOMINO MURIUNTUR. Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor (Apocalipsis capítulo 14, versículo 13). Curiosamente, la palabra en latín MURIUNTUR está mal escrita. Deberían haber escrito MORIUNTUR.

1887. BEATI MORTUI QUI IN DOMINO MURIUNTUR . Inscripción que puede leerse a la entrada, encima de la puerta.
Han pasado 133 años desde que en 1887 abrió sus puertas por primera vez nuestro actual cementerio. En aquel tiempo vivían en Valdeltormo más de 650 vecinos.
Antes la población disponía del cementerio parroquial que se situaba en el centro de la localidad. Ocupaba lo que hoy es la plaza y el Hogar del Jubilado. Después de que quedara en desuso, este antiguo camposanto fue durante muchos años una finca abandonada. En la década de 1970 el Ayuntamiento pavimentó una parte y lo convirtió en una plaza pública en la que instaló bancos y juegos infantiles con columpios. Más tarde, en 1987 el resto del solar ocupado antaño por el cementerio parroquial fue el lugar elegido para levantar el Hogar del Pensionista.
Hasta principios del s. XV, los vecinos de Valdeltormo tenían que desplazarse a Valjunquera para recibir los oficios religiosos. Por ello, en 1407 solicitaron al Papa Luna (Benedicto XIII) tener vicario propio, alegando que disponían de iglesia con todo lo necesario, incluido cementerio. El Papa les concedió su petición aquel mismo año. Entonces Valdeltormo tenía 40 habitantes y al parecer ya disponía de un cementerio.
Las nueve cruces de los italianos de la guerra civil

Dentro del cementerio encontramos arrinconadas nueve cruces blancas. Si no se remedia seguirán deteriorándose por el paso del tiempo. Sin embargo deberían cuidarse porque son testigo de parte de nuestra historia. Si os fijáis aún se puede leer sobre cada una de ellas el nombre del difunto y la fecha. Son nombres de soldados italianos que combatieron junto al ejercito de Franco en la guerra civil española y que murieron en marzo de 1938.

El 27 de marzo de 1938 la aviación italiana bombardeaba Valdeltormo, también Valjunquera y El Mas de Labrador. Cuatro días después, el 31, los legionarios italianos junto a combatientes españoles ocupaban los tres pueblos, aunque antes habían tenido que hacer frente a la dura resistencia de las tropas republicanas del general Lister. Muchos italianos murieron en la zona, 9 de ellos en el término municipal de Valdeltormo. Fueron enterrados en nuestro cementerio pero tiempo después, ya terminada la guerra civil, fueron exhumados y trasladados al Sacrario Militare Italiano de la iglesia zaragozana de San Antón. Allí, Franco y Mussolini quisieron concentrar los restos de todos los caídos italianos en la guerra civil española.
En las nueve cruces que aún se conservan en el cementerio de Valdeltormo pueden leerse los nombres de aquellos soldados italianos. Michele, Pietro, Luigi o Giuseppe fueron algunos de los jóvenes combatientes que murieron en Valdeltormo.
Las lápidas más antiguas y curiosas
Muy interesante es descubrir la lápida más antigua que aún se conserva en el cementerio, la que perteneció a la primera persona enterrada. Es de José Bel de 57 años, fallecido el 20 de abril de 1887. En la propia lápida, escrito en la parte de abajo hay una última frase que resulta difícil leer. Dice así: estrenó este cementerio.

De aquellos primeros años es también la lápida en la que leemos el nombre de dos hermanos pequeños, Josefina y Pascual. Ella tenía 8 meses y él 8 años. Fallecieron con tan sólo cuatro meses de diferencia. En la propia lápida se lee que la hizo su padre, Juan Pérez.

En 1892 fallecía Manuel Martín Moniente con 31 años, era maestro y secretario de Valdeltormo. Su lápida aún se conserva colocada en la pared de la entrada. Cerca de ella, encontramos la de otro docente, la maestra Angela Ybero Calvo que murió dos años después de Manuel. Ambos ejercieron en el colegio de la localidad.


En el cementerio también encontramos la lápida del sacerdote que probablemente inauguró y bendijo el camposanto el día de su apertura. En 1887, fecha en la que abre sus puertas el cementerio, Agustín Martín Deloy ya era párroco de Valdeltormo. Murió el 2 de marzo de 1914 con 77 años de edad. Le sustituyó ese mismo año mosén Luis Ferragut, asesinado al empezar la guerra civil.

Otras dos lápidas interesantes que aún se conservan fijadas en la pared de entrada al cementerio son las de un matrimonio muy conocido en la primera mitad del siglo XX. Ella, natural de Valdeltormo fue maestra de las niñas y él practicante y alcalde. María Fernanda Timoneda Gimeno murió en 1945 a los 79 años. Joaquín Monzón Montalar fallecía nueve años después a la edad de 75 años.
31 de octubre, 1 y 2 de noviembre. ¿Por qué se celebra Halloween, Todos los Santos y el Día de los Difuntos?
El Día de Todos Los Santos es una fecha especial en el calendario. Se celebra desde hace 1.300 años. Su impulsor fue el Papa Gregorio III que decidió dedicar una capilla en la Basílica de San Pedro de Roma en honor a todos los Santos. Más tarde, ya en el siglo IX el Papa Gregorio IV fue quien extendió su celebración a toda la Iglesia. Se cree que la razón para elegir el día 1 de noviembre fue porque coincidía con una fiesta pagana de los pueblos germanos, y en aquella época era habitual querer eliminarlas.
No menos importante es el Día de los Difuntos, celebrado tradicionalmente el 2 de noviembre. En esa fecha se recuerda a los familiares y amigos fallecidos, se visitan los cementerios y se les lleva flores a sus tumbas.
Tiene sentido que ambas celebraciones estén relacionadas. Se recuerda a todos aquellos que murieron, que aún sin haber sido canonizados se han convertido en santos al estar en la presencia de Dios, según indica la tradición cristiana.
Sin embargo, desde hace años la fiesta de Halloween (31 de octubre) y su conocido “truco o trato” se ha impuesto entre los más jóvenes. La celebración anglosajona de origen celta ha ganado terreno a la fiesta religiosa. Halloween se celebra en los colegios e institutos de manera habitual. También en Valdeltormo, los niños celebran Halloween en las aulas. Además, en los últimos años la Asociación Xiquets de la Vall organizaba por estas fechas una fiesta de disfraces para los más pequeños y algunos recorrían las casas del pueblo pidiendo caramelos. Este año, el covid19 ha obligado a no realizar ninguna celebración.
¿Conoces algún detalle o curiosidad del cementerio de Valdeltormo? Déjalas en los comentarios.
Lo Fossar Vell que estava situat a la plaça de la Casa dels Jubilats, en la dècada dels 60 les parets eren molt baixes i els menuts hi entràvem sense massa dificultat. Passades vuit dècades del seu tancament encara es conservaven algunes làpides de les persones enterrades i diria que alguna creu an terra. On està ara l’edifici era el verger parroquial que estava tancat i s’entrava des del carrer que anava a la Bassovera. Al sud del verger hi havia un refugi subterrari fet de pedra picada que de menuts hi jugàvem.
Gracias por compartir parte de la historia del pueblo.
Gracias Benjamín por tus palabras. Se disfruta mucho compartiendo lo que uno descubre y si es sobre la historia de tus antepasados mucho más. Saludos!
Gracias María por tu comentario. Me alegra que te haya gustado.
Gracias por todo y por el trabajo bien hecho de informar de algo que es importante y que nadie piensa en ello que todo iremos al final a terminar ay